miércoles, febrero 21, 2007

POR UNA MARIMONDA






Había escuchado muchas veces, en la fría Bogota, el lema del carnaval “quien lo vive es quien lo goza”, pero solo ahora lo entendí.

Desde muy pequeño mi familia se trasladó a la capital, donde mi padre desarrolló su carrera profesional; por ello, a pesar de que mi madre se esforzaba por que no perdiéramos nuestra identidad caribe, de alguna forma me desligue de muchas de las emociones que el sol del trópico irradia a sus hijos.

Hace cosa de dos años, por diversos motivos que no vienen al caso, acepté volver a trabajar en Barranquilla, mi tierra natal, coincidiendo mi llegada con la guacherna de aquel año, y comencé a ver y sentir cosas que eran extrañas para mi; no entendía como, profesionales y empresarios, de aquellos que denominamos gente seria, se disfrazaban y desfilaban públicamente sin rubor alguno.

Todo esto me parecía algo salido de la realidad, ajeno a mi formación, distante y lejano, y como máximo, digno de ver, pero no de hacer.

Pero el destino me tenia reservada una sorpresa; comencé a conocer gente, personas de mi entorno profesional y académico, quienes a su vez me relacionaron con muchas otras de diversos ámbitos, quienes me fueron mostrando la cara de Barranquilla que yo no había conocido, por el hecho de haber sido criado lejos de ella, y entre esas personas conocí alguien que se convirtió en muy especial para mi y que, entre otras cosas, en carnavales se viste de marimonda y recorre las calles de Barranquilla al son de porros y fandangos.

Al principio, solo la acompañaba por el placer de su compañía, pero poco a poco me di cuenta que también yo me divertía con el asunto y entonces, luego de disfrutar juntos de los eventos de un carnaval, comencé a sentir un cosquilleo extraño, inusual y particular cada vez que ella me decía que se pondría el disfraz para un evento, un desfile o una presentación; entonces era yo quien me encargaba de tenerle todo listo, de conseguirle lo necesario si estaba muy ocupada, y finalmente la acompañaba y disfrutaba, junto con sus compañeros de comparsa, de gratos momentos de alegría.

Y entonces un día le dije: “Consígueme un disfraz de marimonda”; su rostro se ilumino y soltó una sonora carcajada y me dijo que solo lo creería cuando me viera en la calle con la comparsa.

Pues bien, el asunto funcionó; me disfrace y comencé a asistir a cuanto evento era invitada la comparsa, y este año, el sábado de carnaval, en la Batalla de Flores, por primera vez hice oficialmente parte de la comparsa de “Las Marimondas del Barrio Abajo”.

Pude, por primera vez en mi vida, sentir y vivir el carnaval, ver como se emociona la gente a nuestro paso, como nos animan a seguir adelante, como nos llaman para tomarnos fotos y brindarnos un trago, como nos piden que posemos junto a ellos para su álbum familiar y como nos permiten hasta cargar a sus hijos entre risas, baile y aplausos.

Disfruté de cada centímetro de la vía 40, del sol y el calor, del publico, de un quemante trago de no se que cosa, y de una fría cerveza, al lado de una marimonda, mi marimonda, a quien siempre agradeceré el haberme enseñado a entender que en el carnaval, en verdad, “quien lo vive es quien lo goza”.

NOTA: Una mención especial merece de mi parte el director de “Las Marimondas del Barrio Abajo”. Cesar “Paragüita” Morales. El empeño y dedicación que le pone a todo lo que tiene que ver con la comparsa es digno de admiración. Apreciado “Paragüita”, sigue adelante con tu labor y, el día que te sientas cansado mira, en las paredes de tu casa, las fotos de lo que has construido. La alegría de esos rostros son la mejor recarga que tu batería interna necesita. Y un whisky, claro está.

JOSELITO

Barranquilla, miércoles de ceniza de 2007.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanto este detalle tan especial de haber escrito algo para reconocer que muy a pesar de que nuestros padres nos inculcan nuestras raices, nosotros de cabezones no queremos amarlas. Me alegro que hayas sentido lo que sentiste, ahora ya sabes lo que se siente vivir, vivir en nuestra querida Barranquilla, ahora si te alejas me imagino que si te va a doler en el alma.
Me mandaste esto y me llego hasta lo mas profundo me encanto, definitivamente se ven del carajo.
Yo lejos de las marimondas lloro de ganas por que pueda disfrutar una fiesta mas con ellas.
La amiga del Dr.

Marty Ricky Bolaño dijo...

Entre sonrisas...
Es difícil describir la emoción que siento al disfrutar de mi carnaval. Fabian, espero que hayas comprendido el significado de ser Barranquillero, cuando de manera desinteresada todos disfrutamos de unos ritmos regionales en el pleno sol del pavimento humeante de la vía 40, sí, los carnavales tan solo son unos días en el calendario Barranquillero, pero es toda una vida en mi corazón. Yo he encontrado gran parte de mi felicidad entre las sonrisas de una batalla de flores, con los pies hinchados después de una gran parada; lleno de maizena al terminar un festival de orquestas, o tal vez con tan solo ponerme ese uniforme que me brindó la autoridad de vivir feliz, sin cohibiciones, ni perjuicios, el honorable disfraz de las marimondas del barrio abajo.
Este monstruo no es de dientes afilados ni de garras peligrosas, es un monstruo mamador de gallo, liso y recochón. MARIMONDAS DEL BARRIO ABAJO,,,, SOMOS UNOS MONSTRUOS.

Marty

Anónimo dijo...

natalia dice:
siempre quize pisar la via 40, pero nunca pense que hacer parte de esta comparsa me haria reir,gozar y sentirme tan orgullosa de decir a toda mi gente "soy una marimonda de paraguita". he aprendido a preocuparme menos por los problemas y a disfrutar al maximo de mis dias, cuando me pongo el difraz "CAMBIO", solo pienso en reir y bailar. nunca me arrepentire de ser MARIMONDA...

Anónimo dijo...

kiero sabser como entrar a esa comparsa
soy d barrankilla y estoy muy interesada en entrar
kiero bailar en los carnavales del 2009